Monthly Archives: November 2014

Comida basura

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Lo moderno era esto

Otra de las cosas que se hacían en Inglaterra y que transmitían envidia automáticamente hacia España era comer en el McDonalds, que aún no teníamos en Asturias, y que era lo más de lo moderno. He de decir que ya en aquellas primeras experiencias no me acababa de convencer del todo. No me gustaba porque las patatas eran muy finas y estaban como sudadas, y la hamburguesa venía pegada al papel, estaba aplastada y no se parecía en nada a la de la foto. Mis amigos acababan con el ketchup, que nunca me supo mejor que un buen tomate normal, e incluso salían cargados con sobres de esos gratis para poner en casa en su comida, hasta kilos llevaban. Incluso la Coca Cola sabía rara porque tenía más hielo que cola y sabía a aguada.

Yo era sin duda más de pizzas, que tampoco se estilaban aún en la madre patria. Faltaban algunos años para que las pizzas llegaran a Oviedo, y muchos más para que mi madre aprendiera a decir ‘Pizza’, que siempre decía ‘picha‘ y nos partíamos de risa. Había una tienda que se llamaba la pizza perfecta que hacía, para mi gusto, la pizza Margarita perfecta, y además sólo costaba 99 peniques. Me encantaba, era genial, y además podía ahorrar para ir al cine y para comprarme más muñequitos de Star Wars. La pizza perfecta. Mis amigos me decían que me iba a quedar cara de pizza, y pocos meses después, cuando me empezó a salir el acné, me preguntaba si realmente no estaría pagando los excesos de pizza Margarita.

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Indiana Jones en el templo Maldito

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El Héroe de los 80

Los carteles de Indiana Jones brotaron un día para saludarnos por las calles de Bournemouth. ¡Qué ganas de ver la segunda peli de la saga! La disfruté con mis compañeros de Inglaterra, la gran “Indiana Jones en el templo Maldito“, que también volví, por supuesto, a ver con Jorge en el retorno a España. Salí encantado del cine – ¡qué divertida y cómo disfruté desde el principio! –  porque empieza como si fuera un musical al más puro estilo época dorada de Hollywwod, con el “Anything goes” de Cole Porter cantado en mandarín  y los créditos, ¡espectacular! – de los mejores comienzos de la historia del cine, y luego seguido de un tiroteo, una huida en avión con salto incluido sobre el Himalaya, un no parar ni un segundo vamos – ¡trepidante! – La escena de los bichos resultó asquerosamente impactante, especialmente cuando ella tiene que meter la mano en un agujero repleto con miles de insectos desagradables para bajar la palanca que tiene que salvar a Indiana de morir aplastado. Que soy yo y se acaba la saga, vamos, !qué arrojos¡

Pero lo que más nos fascinó a todos fue el menú del maharajá, con serpiente sorpresa, escarabajos de rechupete, sopa de ojos y sesos de mono. La sorpresa de la serpiente era que dentro tenía decenas de pequeñas serpientes que salían al abrirla ¡Puagh! La cantante Kate Capshaw se desmaya, y al pobre y simpático chinito co-protagonista se le quita el hambre. La carrera final en la vagoneta, el vudú, la captura de Indiana Jones, que lo meten en la lava ardiente… un peliculón, vamos. Estaba deseando contársela a Jorge, o al menos hacerle saber que había visto la nueva película de Spielberg y Harrison Ford que no defraudaba nada, mas bien al contrario, era un auténtico disfrute de acción y aventura sin pausa, y la orquesta, como no, dirigida por John Williams.

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The Rocky Horror Picture show

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¿Mande?

Había que cumplir con los souvenirs. Entre los regalos que había comprado para Jorge, había un juego nuevo para el Spectrum. Lo compré en Londres en una tienda especializada de juegos en casette, y no sabía de qué iba, pero me llamó tanto la atención que me gasté el dinero. El juego se llamaba “The Rocky Horror Picture Show“, y pese a que era un juego bastante simple, constituyó nuestra primera iniciación al Time Warp y de paso a los travestis y los transexuales, ya que este juego está basado en la loca película que con los tiempos se ha convertido en mítica e interactiva. Se había estrenado en 1975, y ni fú ni fá. Pero en 1976 empezó a ser la película de la medianoche en el Waverly theatre de New York, la gente comenzó a cantar las canciones en la misma sala de exhibición y a vestirse como los personajes y de ahí pasó de filme bizarro a fenómeno social, y luego a convertirse en clásico universal.

Desconocedores de tantos detalles, ya inmersos en el Spectrum, intentábamos traducir las frases pícaras del juego: ¿Planeta Transexual? ¿Galaxia de Transilvania? ¿Científico travesti?. Jorge le preguntó a su madre que qué era exactamente un transexual de Transilvania, y ya no nos dejaron jugar más al extraño juego, muy tonto por otro lado. Pero nos quedaron unas ganas tremendas de ver la película, que fuera bromas, se ha convertido en una obra de culto por todo el mundo, y por más que le pese a Susan Sarandon, es su película más taquillera.

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Los Repelentes Ewoks

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¡Quiérenos! – Dicen los Ewoks

La película vino acompañada de muchísimos personajes nuevos para mi colección de figuritas Star Wars. Uno de los primeros que me compré era el Guardia Gamorreano, que era grande y verde y venía con un hacha como de cortar cabezas. Costaba lo mismo que la figura de Yoda o la del ewok Wicket, que eran figuritas minúsculas y esto me parecía un abuso. Yoda al menos era un personaje principal, pero pagar el mismo precio por tan poco plástico me resultaba injusto. Me convertí en detractor de los Ewoks a todos los niveles, como se puede comprobar. De todas formas si mandabas 5 etiquetas te enviaban a casa dos figuras nuevas, los cazarrecompensas Dengar e IG88, y eso compensaba en parte. Mientras permanecía allà también procuraba comprar figuras que no se vendían en España, para aprovechar la visita, pero ademàs para levantar las expectación y envidia de mis colegas, Jorge mayormente. Los jueves me escapaba a los grandes almacenes Debenhams para ver si había llegado algún muñeco nuevo, con el dinero contado en el bolsillo. A la vuelta en España Jorge me esperaba en la parada del autobús con mis padres para saber de primera mano las impresiones sobre “El Retorno del Jedi“, ni qué decir que la volví a ver con él en cuanto la estrenaron en la ciudad. Pudimos superar la decepción parcial del filme gracias a la noticia de que una nueva trilogía se estaba incubando para completar ésta que se acababa. Se decía, se comentaba, que serían tres películas anteriores en el tiempo a la saga, y esto nos emocionaba. De repente estrenaron un truño relacionado con los Ewoks que se llamaba “Caravana de valor“, y nos quedamos de piedra: ¿Iba a ser esta la prometida continuación? – Por fortuna no, solo era un spin off que en USA se había puesto por televisión pero que en Europa nos la colaron en cine. ¡¡BUFF!! Más Ewoks no, por favor.

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R.I.P por todos los que murieron por mi culpa

 

El retorno del Jedi

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Al fin!!!! La tercera parte

Claro que hubo películas a las que no tuve que ir solo, algunas que mis compañeros del curso aceptaron venir conmigo de buen grado. Una de ellas fue la esperadísima “El Retorno del Jedi“, que la vi antes que nadie de mis amigos en España, que allí estaban ansiosos esperándola. El que más Jorge, que no cabía en sí de ansia – ¿Qué le habría pasado a Han Solo? – Le mandé una postal y le contaba que la película era una pasada, y que no se iba a creer el desenlace de la historia de paternidad de Darth Vader, ni como Han Solo se recuperaba de su congelación en carbonita. Lo cierto es que la película me defraudó ligeramente, sobre todo el final con los Ewoks que nunca me llegaron a convencer – ¿Por qué odiar a unas criaturas peludas tan adorables? – Pues por eso precisamente, porque son demasiado cómicos e infantiles, porque su dulzura artificiosa de peluche no encaja en las lineas de Star Wars, en donde los enanos habian triunfado tan bien hasta ahora: R2D2, los Jawas, Yoda…

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Pero la liberación de Han Solo del palacio de Jabba el Hut era magistral, muy bien pensado y con sorpresas, con una Leia erótica y sensual acompañada de monstruos xenomorfos de todos tipos. Pero luego llegaban esos ositos de juguete tan chirriantes que cortaban mucho el rollo. Estaban bien las persecuciones de motos por el bosque y la batalla final padre contra hijo en presencia del emperador, pero cuando se acaba uno se queda como incompleto – ¿Eso fue todo? ¿Conclusión feliz? – Y Leia y Luke son hermanos, ni siquiera hay pelea de machos por la Princesa, Han Solo se la queda sin problemas, sin màs se hacen novios ¿The End? En fin, la gran aventura de las Galaxias que me había acompañado, influido, inspirado y absorbido desde que tenía uso de razón se acababa y me dejaba un poco triste. Abandonado.

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Blade Runner

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He visto cosas que no creeríais

En el cine ponían la última película del mismo director de Alien, Ridley Scott, que también era de ciencia ficción y que todo el mundo decía que era la mejor película del género de la historia, con permiso de 2001. La película se llamaba “Blade Runner“, y trata sobre un policía que persigue robots, unos robots que son tal cual como humanos y que se llaman replicantes. Estaba basada parcialmente en una novela de 1968 de Philip K. Dick titulada ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? y aborda temas complejos como quien no quiere la cosa, mezclando el futuro en clave de cine negro con ética humana, religión, filosofía, la hibris… muy inquietante. Los envolventes sintetizadores de Vangelis añadían la música. Es una película que hay que ver varias veces para enterarse bien. Yo la tuve que volver a ver de vuelta en España, porque aparte de su complicación, mi inglés no era aún suficientemente bueno y tuve la sensación de haberme perdido cosas importantes como así sucedió. Por ejemplo tuve que esperar a la versión doblada para enterarme del famoso monólogo del replicante: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”

15478993735_b7037d6b16_oEsas lágrimas en la lluvia del replicante Roy Batty me las perdí en la versión original. La forma final del famoso soliloquio estaba escrita por Rutger Hauer, pero estaba insirada en un poema de Arthur Rimbaud, “El barco ebrio”:

¡He visto archipiélagos siderales, con islas
cuyo cielo en delirio se abre para el que boga:
–¿¡Son las noches sin fondo, donde exiliado duermes,
millón de aves de oro, ¡oh futuro Vigor!? .

¡En fin, mucho he llorado! El Alba es lastimosa.
Toda luna es atroz y todo sol amargo:
áspero, el amor me hinchó de calmas ebrias.
¡Que mi quilla reviente! ¡Que me pierda en el mar!

Aún sabiendo que mi inglés no era suficientemente bueno todavía, que seguramente me perdía detalles incluso cruciales, no me importaba, seguía yendo al cine, a menudo solo y ajustando mi presupuesto que otros compañeros se gastaban en maquinitas electrónicas y cerveza. Yo priorizaba cine y muñecos de Star Wars. ¡¡¡Qué menos si además sale en este film Han Solo e Indiana Jones!!!

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Alien: el octavo pasajero

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Alien vino en la maleta

De repente vino “Alien: el octavo pasajero” dentro de la maleta del pirata. Esta película definitivamente me puso contra las cuerdas y ya finalmente decidí que no vería más películas de miedo en una temporada larga. Pedí en la casa que la siguiente película que trajese el pirata fuera “La casa de la pradera” o algo del estilo, y no “Halloween 2” como quería Anthony, y así fue, no nos trajo a la familia Ingalls, pero resultó mejor, porque trajo “E.T.“, que ya conocía y me encantaba. Además ahora E.T. era yo, un españolito en otro planeta. No sé cuantas veces seguidas la vimos, pero yo lo necesitaba, porque estaba hiperestimulado con tanto terror, seguía viviendo las películas en completa intensidad, no sabía salir de ellas una vez que me atrapaban. Y eso que Alien no es una película de terror al uso, pero es que está tan bien hecha que te pasas toda la película en tensión. La atmósfera es impecablemente progresiva, tan bien construida y sólida que te atrapa para machacarte al llegar a las impactantes escenas culmen, como cuando Alien sale del cuerpo de Kane, John Hurt, una escena que es historia del cine.

8298270177_d0972b7f0a_o8322137302_603c5a88d4_oY el monstruo es una maravilla, bello y terrorífico a la vez, con esa sonrisa telescópica… Un flaco muchacho nigeriano de dos metros se escondía en el disfraz, un tal Bolaji Badejo que alguien encontró en un bar. El final es antológico, con la nave Nostromo en fase de autodestrucción cuenta atrás y el monstruo indestructible persiguiendo a la resistente Ripley hasta el último instante. Soberbio.

Anthony se compró una camiseta que tenía un alien de goma pegado saliendo del pecho que era brutal, la sensación absoluta, pero yo necesitaba tiempo para digerir tanto suspense y me desligué del tema. Tuve que volver a ver Alien más tranquilo y ya en cine unos meses después para asimilar y alucinar justamente con el montaje maestro de Ridley Scott sobre la historia de Dan O’Bannon.

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Halloween

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Mi primer Halloween

En el ciclo de terror que nos trajo el pirata también vimos “Halloween“, que ya me aterrorizó un poco menos, pero las dosis de terror se me iban acumulando. La película me dejó con el buen sabor de boca de la sobresaliente Jamie Lee Curtis, de la que me hice fan instantáneo. La película está dirigida por un tal John Carpenter, un autor de culto sin duda, que con esta obra independiente creó el primer “slasher“, es decir, un subgénero del Cine de terror en el que la trama gira alrededor de sanguinarios asesinatos cometidos por algún villano enmascarado, generalmente teniendo como víctimas a jóvenes salidos y alelados. En España se tituló “La noche de Halloween”, y es la primera de una franquicia que lleva ya 8 películas creo, todas con Michael Myers de psicópata detrás de su aterrorizada hermana. Se decía que Carpenter había reinventado Psycho con la hija de la víctima de Hitchcock, porque Jamie Lee Curtis era hija de Janet Leigh. La madre de Anthony decía que cómo demonios podíamos ver esas películas tan sádicas y sangrientas, y yo pensaba que tenía razón, que con estas películas me estaba aproximando al borde de un ataque de nervios. De repente me parecía que había un Michael Myers a cada vuelta de esquina, y me encerraba en el cuarto con llave. Yo así no podía seguir. Pero Anthony me retaba y no quería que pensase que el españolito era un cagueta.

Terror en Amityville

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Me quedé pálido

Con la segunda beca inglesa caí en casa de una familia que tenía un hijo de mi edad. Aparte de tener el muchacho gustos completamente diferentes, por ejemplo poseía un montón de figuras de “La guerra de las Galaxias” y me las regalaba porque no le gustaban, ¡con lo que me costaba a mí comprar una! Sin embargo tenían un buen aparato de vídeo VHS y llamaban de vez en cuando por teléfono a “The pirate man”, el pirata, y aparecía por casa un tipo que traía en un gran maletín negro las últimas novedades en VHS, y no tan novedades, todo ilegal, por eso se llamaba el pirata. Con este muchacho, de nombre Anthony, vi muchas pelis de terror que me seguían estremeciendo hasta el límite, y a la vez fascinando como un masoquista que disfruta del sufrimiento propio. La noche después de ver “Terror en Amytiville” no pegué ojo. La película estaba demostradamente basada en hechos reales. El 13 de noviembre de 1974, a las 03:15 de la madrugada, Ronald DeFeo, hijo, asesinó a sus padres y a sus cuatro hermanos. Su defendía diciendo que oyó unas voces procedentes de la casa que le incitaban a matar a su familia a sangre fría.

Terror-AmityvilleEl argumento del film pasa por la familia que compró la casa después del crimen, que sufre todo tipo de horribles fenómenos paranormales. La casa misma parecía que tenía ojos y que estaba viva. Al acabar la película subí a mi cuarto y vi, seguramente lo soñé, pero durante mucho tiempo pensé que lo había visto en viva realidad, a un hombre vestido de blanco raído, con barba negra y dientes podridos que me lanzaba una mano desde el techo, como queriendo que fuera con él. Recuerdo que en ese momento me quedé paralizado de terror durante larguísimos minutos, tenía pavor de mover ni el mínimo músculo. De verdad qué mal lo pasé y qué buena me pareció la película (está chalado, estará usted pensando). Conseguí finalmente levantarme y bajé sudando a la cocina y me senté un rato con el gato hasta que me calmé y volví a dormir.

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El sentido de la vida

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La vida no tiene sentido

Los Monty Python eran un boom en el imperio de Isabel, y como obtuve tres becas en respectivos años consecutivos, también me correspondió ver allí  “El sentido de la vida“, la clave filosófica del grupo humorístico. Para empezar me sorprendía sobremanera la canción: “Cada esperma es sagrado“, porque justo estaba aprendiendo yo en esos tiempos los asuntos del esperma. – Qúe atrevidos estos Monty Python – decía yo con mi pendiente dorado adherido en el lóbulo izquierdo del pabellón auricular. Un coro de decenas de hijos católicos cantaba candorosamente: “Si el esperma se desperdicia, Dios se enfada mucho”, justo antes de ser todos vendidos para experimentos médicos.

O la deliciosa canción que se le ocurrió al autor en un viaje por el Caribe: “Es maravilloso tener pene“. La peli acaba con la entrega de un sobre dorado que le dan a la presentadora en el que se descifra el auténtico Sentido de la vida: “Intenten ser amables, no coman grasas, intenten leer un libro de vez en cuando, den algunos paseos y vivan en paz y armonía con la gente de todos los credos y naciones”, para luego decir que va a ofrecer imágenes de penes por molestar.

Con la ayuda de  la irreverencia de Monty Python me fui borrando del catolicismo definitivamente, que ya apuntaba de antes, pese a los intentos de mi confesor, el pobre padre Don Angel, que vete a saber dónde andará el hombre. Y es que los blasfemos Monty Python son el Diablo. De todas formas, como buen ovetense, seguí yendo a misa algunos domingos por unos años, por hábito yo creo, o por inercia, o para evitar comentarios familiares, ya no me acuerdo. Era conveniente.

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