A menudo nos reuníamos en casa de Jorge para jugar al Spectrum y nos encontrábamos con que su madre no nos dejaba, que ya llevaba muchas horas el aparato encendido y se calentaba (se ve que la táctica del aparato que se quema era universal), y entonces jugábamos a otras cosas, como por ejemplo Star Wars. Con nosotros estaba Belén, la hermana de Víctor, del 4B, pero ella no solía hacer de Leia. Por alguna razón incomprensible casi siempre era Jorge que hacía de Leia en los juegos. En esos momentos la madre de Jorge sorprendentemente nos volvía a permitir jugar al Spectrum.
También jugábamos al “1, 2, 3, responda otra vez“, el popular concurso de televisión. Hacíamos tandas de preguntas e imitábamos a todos los personajes, incluida la secretaria de la calculadora. Solíamos acabar peleados muchas veces por respuestas semi-correctas que no eran admitidas como válidas, y a veces conseguíamos superar esa fase y hacer pruebas eliminatorias en las que, no se sabe por qué, siempre había que quitarse ropa. Y hasta aquí puedo leer. En otra ocasión hicimos tarjetitas como Mayra, pero en vez de seguir en el juego nos dedicamos a tirarlas por la ventana del sexto piso, con la mala fortuna de que a una vecina le hizo daño la tarjeta planeadora en la frente. Parece mentira que un papel cause tanto daño. Nos quedamos castigados una temporada, claro, nos había tocado la Ruperta.