En casa de Víctor encontramos unos discos sorpresa Fundador, que eran unos discos de vinilo de 45 rpm, los pequeños sencillos de 7 pulgadas, que regalaban con el Coñac Fundador durante los años 60 y 70. Había que presentar tres coronillas de las botellas Fundador y te daban el disco en la tienda. Resultaba obvio que en casa de Iñigo bebían mucho Coñac durante los últimos años del Franquismo. Cada disco venía con 4 canciones, dos por cada lado. Y mientras todo el mundo estaba escuchando como loco “The final countdown“, que era una canción que unos muñecos rubios suecos cantaban por entonces con mucho éxito, un super clásico, nosotros descubríamos un trocito del pasado con las variopintas canciones que venían en estos vinilos. Todos entraban con un jingle promocional muy petardo, como por ejemplo uno que decía “Por tus años de vejez, ¡estás como nunca!” Otro decía que “¡Redondo es el disco sorpresa de Fundador!”
Y lo bueno es que algunos de estos discos tenían premio ¡hasta te podía tocar un coche o una televisión! Los premios se indicaban al final de alguna de las dos canciones de ambas caras del disco e iban desde uno de los coches de la gama Seat, hasta un Simca 1000 o bien un Citroen 2CV -según el año- o ser agraciados con televisores, frigoríficos, lavadoras, lavavajillas, magnetófonos, máquinas de afeitar y planchas Philips, tocadiscos Iberofon, mecheros Flaminaire, cafeteras Oroley, palomitones y cochecitos a pilas Payá, discos varios y estuches con dos botellas Domecq. En los que teníamos nosotros no había ningún premio, ni siquiera un mechero, pero había unas canciones estupendas. Estaba Ana María la Jerezana cantando “Fiesta Flamenca“, Los Brincos cantando “Borracho” (te compras una botella de alcohol y te regalan una canción que se llama “Borracho“, ¿eso no pasaría ahora, verdad?), el “Delilah” de Tom Jones, que descubríamos asombrados en ese instante, con la complicidad de nuestras madres, que les encantaba, y un tema que nos venía al pelo, “Tu loca juventud“, que llegamos a interpretar en playback ondeando los brazos hacia delante con las muñecas flojas y moviendo la cabeza como esos monigotes que se pegaban a los coches.
Niños de cine 